"Los resultados fueron claros. Ante un mal control de la glucemia, la actividad de los macrófagos es escasa y cuando los pacientes tienen unos niveles de glucemia que se acercan a los correctos, tras el ingreso y el tratamiento, la actividad de los macrófagos se normaliza recuperando su papel en la inmunidad y en el control de las infecciones, explica el doctor Rafael Simó, responsable del grupo de investigación en Diabetes y Metabolismo del VHIR."
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